sábado, 1 de diciembre de 2012

You're so sexy ( 21 )






Cuando llego a los vestuarios todavía está allí Charly terminándose de ponerse el mono, y al verme llegar continua con la misma cara de ir a vomitar de un momento a otro el café con leche en los zapatos. No intento hacerme el guay porque mi sensibilidad extrema me muestra que no está el horno para bollos, solo voy hasta mi taquilla con gesto que espero parezca digno, la abro y para mi sorpresa es él quien rompe el silencio antártico diciendo:
"Tienes permiso para darte una ducha de cinco minutos antes de empezar a trabajar. No es por hacerte un favor a ti, sino al resto de la Humanidad que va a tener que aproximarse a tu organismo durante esta mañana. Apestas desde aquí."
Se retira con ese infartante culo haciendo "swiisss-swissss" mientras resbala bajo la tela del mono rosa y yo tras este acto de espontánea bondad por su parte empiezo a preguntarme si esa actitud distante no esconderá en el fondo una atracción irreprimible que trata de contener bajo una fachada de prepotente hijodeputa.
Me ducho de buen humor, tomándome mis buenos diez minutos para quitarme la mugre y el sudor producto de todo el estrés de la jornada anterior, después me enfundo el mono, sin calzoncillos como un gaitero escocés, y salgo erotizado al sentir la tela suavecita haciéndome cosquillas en el canalillo del trasero y otras zonas más erógenas que no hace falta nombrar. Por el camino hacia el cuarto de enseres de limpieza me cruzo con un rubio enorme muy parecido al que molía a tortas a Rocky en no-sé-cual de esas películas y me decido a preguntarle por JeanClaude alias recordemos que Adolfo:
"Eh, hola...te quería preguntar, ¿no ha venido Adolfo a trabajar hoy?...tenía que darle un recadito, ¿sabes?" coqueteo haciéndome la melindrosa.
Al parecer descubrir que soy un ser inteligente y que puedo comunicarme con el entorno le causa gran sorpresa porque me contempla como si acabase de ver a su gato dándole los buenos días, y solo pasados unos segundos responde:
"Ha llamado diciendo que se encontraba mal. Van a mandar a alguien en su lugar."
"Oh, pobrecito, pues si hablas con él le dices que se recupere, ¿okey, chato?"
Contemplo con alarma que el rostro se le vuelve colorado presa quizás de indignación y huyo correteando como una colegiala, contento pero en el fondo un poco preocupado por lo que me dijo la rubia en la puerta sobre la barbacoa y todo lo demás. Felizmente no tengo ni idea de donde fue a parar mi teléfono móvil en todos mis ires y venires del día anterior, gracias a lo cual ni localizo guapos ni hay guapos que puedan dar conmigo, imagino. Aún así accedo al servicio de señoras empujando mi carrito de los bártulos con temor reverencial por lo que me pueda encontrar, pero ahí dentro no hay ni una mosca. 
De hecho está todo tan limpio que ando sopesando la posibilidad de sentarme en uno de los retretes a echar una siestecilla para reponerme de la ajetreada noche anterior, cuando de pronto...¡zas!, la puerta se abre de golpe tras mío y entra Charly con ese gesto cariñoso que me tiene reservado en exclusiva.
"Ah, ya estás aquí" gruñe "Pensé que tendría que ir a buscarte a los vestuarios"
"Por favor, estás hablando con un profesional" digo aparentando suficiencia con el ánimo de hacerle esbozar una sonrisilla.
Entonces de un empellón se abre la puerta y aparece Ana, mi "tutora" en "los-feos-etc", que sin decir palabra se planta ante Charly, extiende el brazo y le pulveriza la cara con un spray plateado. Charly compone unos instantes cara de bobito encantador, parpadeando confuso y después se desploma como un saco en el suelo.
"¡Joder!¡Joder!" grito espantado "¿que-que-que le has hecho?"
Ella me contempla con unos ojos casi reptilianos y responde
"Mi parte del trato era que tu pudieses tener sexo con él antes de terminar el turno de trabajo, ¿verdad?...bien, la única forma por ahora de que eso ocurra es que él esté inconsciente, así que aquí le tienes. El efecto de la droga dura más o menos una hora, supongo que tendrás tiempo suficiente para relajarte. Durante ese tiempo estaré en la puerta para evitar que sufras intromisiones, no debes preocuparte. Buen provecho" La tía se pone en pie, luego se lo piensa, vuelve a acuclillarse, le abre el mono a mi jefe y tira de la prenda hasta dejársela enrollada en los tobillos. "Temo que te asalten escrúpulos de última hora, por eso me parece que tener a la vista la presa prometida te ayudará a culminar con éxito tu deseo." Sonríe con eficiencia y desaparece tras la puerta, diciendo con voz cantarina "Estaré ahí fuera, no entrará nadie, tranquilo."
De repente me quedo ahí, del todo atónito, con Charly tumbado boca abajo totalmente desnudo a excepción de un suspensorio que deja al aire dos nalgas rotundas, perfectas y ligeramente velludas.
"No lo harás, lo sé" dice el ectoplasma de mi abuela supongo que vuelto de unas horas de reflexión "no te aprovecharás de un hombre inconsciente, es más, saldrás de aquí corriendo y avisarás al servicio médico para que se encarguen de Charly, diciéndole antes a la zorra de la puerta que puede meterse sus favores donde le quepan."
"Oh, por supuesto" respondo mentalmente, pero la visión del precioso culo de Charly tan vulnerablemente expuesto me causa a mi pesar una terrible erección. Me chupeteo un poco el dedo índice y consigo que mi abuela ectoplasmática exclame horrorizada:
"¡NO IRÁS A HACER LO QUE PIENSO QUE VAS A HACER!"
"Prometo que será esto y nada más" digo distraido mientras me arrodillo a un lado de Charly y le acaricio el trasero peludito con un estremecimiento "...¡oooooh, esto es una puta maravilla!..."
Abuela salta sobre mis hombros y comienza a golpearme la coronilla infructuosamente dada su naturaleza inmaterial mientras grita
"¡NO PUEDES HACERLO! ¡SI LO HACES ESTARÁS EN DEUDA CON ELLOS, Y NO TIENES NI IDEA DE COMO TE LO VAN A HACER PAGAR DE CARO!¿ES QUE TENGO QUE DECÍRTELO TODO? ¿PUEDES SACARTE UN MINUTO DE LA CABEZA EL CULO DE ESE TÍO?"
Es tarde, tengo los ojos en blanco, vuelvo a chuparme el dedo índice con obscena delectación y comienzo a introducirlo entre los dos prietos glúteos de Charly...
...para mi sorpresa Charly, dentro de su inconsciencia, hace "¡oooh!" y levanta un poco la pelvis para facilitar mi avance.
"Ah, zorrilla, cuantos metros habrán circulado por aquí" murmuro en pleno extasis "apuesto a que si saco el dedo ahora y me lo huelo, aspiraré la fragancia del jabón dermoprotector que el Deivid utiliza para su higiene íntima..¿me equivoco, Charly?"
Charly eleva más las caderas y gracias a eso puedo ver que está totalmente empalmado...¡oh dioses, una hora va a quedárseme corta!...
Vista su disposición agradecida hago un poco movimiento de berbiquí con el dedo y luego, dado que no me ve nadie, lo saco de ese fruncido agujerito sonrosado y me lo chupo.
"...oooh, pero esto es una delicia, Charlitin...este culo debería ser declarado patrimonio de la Humanidad" canturreo y me arrodillo ante sus nalgas dispuesto a colocar la punta de mi lengua en el objeto de mis deseos antes de pensar en la punta de otra cosa "...¿me dejas que lo cate un poco más?...¿un poquito solamente?..."
El golpe de la puerta al abrirse de repente me sorprende en una poco digna postura con un palmo de lengua fuera a punto de introducirse entre los cachetes del culo de mi jefe, pero Ana compone el mismo gesto sobrio que si me hubiese sorprendido leyendo el diario deportivo.
"Cambio de planes" dice un poco de mal talante "Tu amiguito el raro debe tener alguna emergencia en el almacén y ha avisado a los de seguridad para que vengan a los servicios a buscar a su jefe. Ponle el mono más o menos en su sitio e invéntate una historia."
Yo que aún estoy salivando cual gorrión a la vista de gusano por culpa del ojete de Charly, protesto airadamente.
"¡Ah!...vale, entonces no hay trato, ¿no? No me le he follado, luego no tengo que dar nada a cambio."
Ana compone una sonrisa enigmática
"Dijiste antes de finalizar tu turno de trabajo, ¿no?...bueno, la mañana es muy larga, veremos que podemos hacer..."
Apenas acaba de hablar cuando la puerta del servicio se abre nuevamente y aparece el rubio de antes con otro cachotas de cabeza rapada y una media barba bastante morbosa, los chicos de seguridad en pleno.
"Oh, menos mal que han venido" dice Ana poniéndose la mano en el pecho como si tratase de contener los latidos de su corazón y señala como si no fuese un hecho obvio "hay un hombre inconsciente en el suelo".
El mismo rubio al que he preguntado por Jean Claude me lanza un bufido.
"Eres tu...¿se puede saber porqué le has dejado en pelotas?"
Charly sigue boca abajo con el culo un poco en pompa y el mono rosa enrollado en los tobillos, claro.
"Pensé que quizás necesitaría aire" aventuro
"¿Aire? Va a coger una pulmonía con tanta ventilación" dice el rubio borde y empieza a recolocar el mono a Charly con ayuda de su compañero. Después al ver que sigo ahí comprobando las maniobras vuelve a gruñir.
"Tu, fuera. Vuelve a tu puesto de trabajo."
"Estoy en mi puesto de trabajo, caballero."
"Ah, ¿eres el encargado de la limpieza de esto?"
"Ajá" asiento tratando de ser encantador.
"¿El que se encarga de fregar cuando alguien se mea fuera, no?"
Eso no ha sido politicamente correcto, por lo cual asiento de nuevo pero con dificultad.
Entonces el rubio se baja la bragueta, saca un chisme de escandalosas proporciones ( no sé si siempre será así o si la vista del trasero de Charly ha provocado una inusual afluencia de sangre hacia esa zona ) y alejándose un poco para no mojar a mi jefe, se pone a lanzar contra el suelo una meada de generosas dimensiones.
"¡Jo-jo-jo, como te pasas tío!" le dice su amigo de la barba.
"Ahora ya tienes algo que hacer en vez de estar mirando" me suelta el rubio con esa cara de borde que parece patrimonio exclusivo del servicio de seguridad de las instalaciones "Arranca y empieza a fregar."
Me avergüenza decir que el espectáculo del rubio haciendo pis me ha puesto un poco caliente, por lo cual solo inclino la cabeza con el rubor de una doncella y voy a por mi fregona mientras los dos gorilas agarran a Charly y se lo llevan de allí.
Cielos.
Cuanta tensión sexual, no ha hecho más que comenzar la jornada y ya tengo las pelotas doloridas e hinchadas como dos melones.
Mi pobre corazón no aguantará este ritmo hasta el anochecer...

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