viernes, 14 de diciembre de 2012

Un dia de perros ( 25 )

La rubia pone en marcha el vehículo arrancándole unos chirridos que no hacen presagiar nada bueno, lo cual hace que Gafitas le susurre en tono estrangulado a la conductora
"Intentemos que la vuelta no sea tan terrorífica como la ida, ¿vale?...tranquila"
"No me digas que me calme porque entonces me pongo nerviosa" gruñe la rubia agarrada al volante como si este fuese a empezar a girar y girar hasta salir volando hacia el espacio.
Solo puedo prestar una atención marginal a esas circunstancias porque ahora JeanClaude ha separado los muslos al máximo exponiendo un área pecaminosa gratamente poblada de matorral oscuro enmarañado, de hecho pone los puños debajo de las nalgas para elevar más el asunto a tratar y ordena
"Vamos. Chupa. Lo estás deseando, ¿o no?"
La verdad es que sí, y aunque la furgoneta se zarandea más que una vagoneta del Gusano Loco de la feria, me pongo a cuatro patas y comienzo por lamerle los muslos peluditos, embriagándome de los efluvios de su piel de macho psicópata.
"AAAAH...como me pones tío...vamos no te pierdas en preliminares, ve directo al grano" jadea JeanClaude pero aún así me hago un poco de rogar porque en ese momento tengo la sensación de ser el que lleva la sartén por el mango -nunca mejor dicho- y me agrada el papel de ser quien está controlando la situación por un minuto...
"Joder, es que estás tan bueno" cuchicheo refrotando la cara contra esas piernazas sin dejar de subir hacia arriba, de manera que cuando por fin meto la nariz en sus testículos, la polla de JeanClaude está roja como un tomate y parece a punto de explotar "...tío, te voy a hacer la mamada de tu vida" le aseguro, luego durante un segundo pienso en el karma chungo que tengo con el sexo durante toda esta historia, si se cumple la ley de probabilidades que llevamos desde el principio lo más seguro es que en breves momentos ocurra algo que me impida meterme ese caramelazo en la boca de manera que trato de evitar la predestinación, aplico la lengua plana en la base de aquel trabuco como si fuese a lamer un helado y comienzo a ascender hacia la cúspide deleitándome en el sabor cálido y salado, en el penetrante olor masculino que casi siempre se aspira cuando uno mete el morro en según que partes, subiendo hacia arriba, hacia el lugar donde me espera el gran premio...
...como era de esperar ni siquiera me he aproximado cuando suena un tremendo topetazo y de pronto me veo sentado boca arriba entre las dos chicas con la palanca de cambios a punto de hacerme un hombre entre los glúteos.
"¿q...q...que ha pasado?" balbuceo. La rubia ha dado con la cara contra el volante y trata de contenerse apretando con los dedos una hemorragia nasal parecida a la que yo tuve hace un rato, Gafitas en cambio está forcejeando con su cinturón de seguridad
"¿Que "qué ha pasado"? !Pues que la trastornada esta nos ha empotrado contra una farola! grita Gafitas evidentemente superada por una jornada que sin duda no está siendo lo que ella había proyectado esta mañana al levantarse. Cuando me enderezo veo que estamos en una calle más bien céntrica y alrededor nuestro se está montando un chocho de no te menees, otro coche nos ha dado por detrás, se ha arremolinado un montón de gente parloteando y dando voces, y por algún sitio veo destellar las luces azules de un coche de policía. JeanClaude a estas alturas ya se ha subido los pantalones otra vez privando al mundo de la gloriosa visión de su polla erecta y anda jurando de un modo que haría ruborizarse a algún rudo peón de la construcción.
"Mecagüen la puta, mecagüen la puta, vamos a portarnos todos bien o juro por mi madre que a mi me llevarán al trullo pero antes os dejo fiambres a los tres aquí dentro, ¿entendido?" grita. Luego me mira y ordena "tu, gordo. Túmbate en el colchón y hazte el muerto o parecido."
"¿y-y-y-yo?" tartamudeo como si no supiese quien era el gordo antes de que me agarre por el pescuezo y me tire en el mismo sitio donde estaba él hace un momento esperando a que le comiese el rabo "y vosotras id dando marcha atrás para sacar la furgo de la farola y a la poli le decís que vamos al hospital con una urgencia, que tu rubia estabas muy nerviosa y has perdido el control del vehículo."
"pepepe-pepepe-pepero yo no sé hacerme el enfermo" lloriqueo cual chucho pequeño.
Todos se vuelven a mirarme con gesto de incredulidad y JeanClaude compone una sonrisita indulgente.
"No me va a gustar hacerlo, pero si no ves manera de hacerte el inconsciente yo te echo un cable encantado"
Quiero decir "más tortas no" pero el muy animal estira el brazo y no puedo decir donde me golpea porque de pronto todo se queda a oscuras y dejo por un rato de existir...

"¿Se encuentra bien, cariño?...¿cariño?"
Alguien me está espabilando a base de unos cachetes en la cara que están rayando en la categoría de bofetadas manifiestas, así que tengo que abrir los ojos a la fuerza.
Buena parte del espacio visual ante mi se haya ocupado por una enfermera supergorda con bigotillo rubio y al menos medio kilo de máscara para pestañas en cada párpado. Al verme despertar sonríe, sujeta un termómetro ante mis narices y pregunta risueña
"¿Cuántos termómetros ve aquí?...no falle la respuesta o tendré que metérselo por el recto, ¡ha-ha-ha!"
"¡Uno!" exclamo apresurado, lo cual vuelve a hacerla sonreir benignamente.
"Era broma, pichoncito, no pensaba meterle nada por ningún sitio pero es bueno estimular al paciente en varios sentidos. ¿Puedo ayudarle en algo? ¿Le duele en algún sitio? ¿Se encuentra particularmente mal?"
"¿Donde estoy?" balbuceo mirando alrededor y viéndome rodeado de cortinas por todas partes.
"En un habitáculo de la sección de urgencias. Sus amigos parecían asustados pero el doctor decidió con acierto que lo que le había ocurrido no era más que un mal golpe y en cuanto despertase iba a estar como nuevo. No obstante hemos programado una radiografía para las 14:30, es decir, dentro de 45 minutos, para asegurarnos de que todo va bien en esa cabecita. ¿Le parece bien?"
"¡No!" chillo tratando de levantarme pero la gran mujer apoya una de sus manazas en mi pecho y quedo panza arriba sin poder moverme.
"Vamos chiquitín, no va a dolerle nada, y después nos quedaremos todos más tranquilos."
"¡No!" vuelvo a chillar aunque menos convencido.
La gran enfermera frunce el bigote con cara compungida.
"Cariño, si insiste en esa actitud tendré que utilizar las correas, dejarle atado a la camilla como una morcilla y pasará un rato muy incómodo hasta que terminemos con esto. ¿No le parece mejor relajarse y colaborar?"
"E-e-e-escuche, no ha sido ningún accidente, fue el tío ese que me trajo, el guaperas parecido a JeanClaude VanDamme, ese me noqueó para contar un rollo sobre que yo me encontraba mal. Tienen que llamar a la policía y que manden unas cuantas patrullas arriba a la parte alta, porque el tío tiene secuestradas allí a un montón de mujeres y no sé lo que puede hacer si yo no..."
La enfermera me ofrece una expresión preocupada y perpleja, luego agarra una jeringuilla, pincha un frasquito con ella y dice en tono suave
"Querido creo que está todavía bajo los efectos del shock traumático, así que voy a inyectarle una cosita que le va a ayudar a descansar un ratin y cuando se despierte ya habrá pasado la radiografía de su cabecita y estaremos todos más relajados, ¿qué le parece?"
"¡No!" vuelvo a chillar desesperado.
"Cariño, era solo una pregunta retórica" responde con gesto beatífico, me clava en el brazo la aguja y unos segundos después desaparezco de nuevo del mundo de los vivos...

...mi siguiente despertar es menos concreto en el tiempo, llevo un buen rato sintiendo como alguien me manipula y me zarandea de un lado a otro, y cuando por fin empiezo a darme cuenta de lo que sucede a mi alrededor estoy sentado a medias en una camilla mientras alguien termina de meterme el mono rosa de MercaChorbo por los brazos y me sube la cremallera.
"...al tipo que diseñó estos uniformes de trabajos tendrían que denunciarlo...¿de verdad le OBLIGAN a ponerse esto OCHO horas al día?"
Tengo que rebuscar en mi conciencia la razón por la que esa voz grave aunque femenina me resulta familiar, pero no consigo localizarla hasta que no termina de vestirme y se coloca ante mi. Es la superenfermera que me anestesió como a un gorrino antes de pasar por el matadero, radiante de satisfacción supongo porque todos sus planes han salido a pedir de boca.
"¿y-y-y-ya me han hecho la radiografía?"
"Ajá, gorrioncito."
"¿y salió algo malo?"
"Nanay dulzura. Está como una rosa."
"Entonces puedo irme ya..."
Me intento poner de pie pero siento un ligero vahido que me hace volver a sentarme en la camilla, con la cabeza dándome vueltas y el estómago revuelto como si acabase de bajar de una atracción de feria.
"Hum, lo que me temía, va a ser necesario llevarle a casa." masculla superenfermera pensativa para a continuación volver a sonreir de oreja a oreja "...pero buenas noticias, ratoncito, termino mi turno ahora mismo así que me ofrezco voluntaria para hacerle de taxista...nooo, no me de las gracias, para mi es un placer, mi vocación es ayudar al enfermo lo más posible, y no me importa sacrificar tiempo fuera de mi trabajo para dejar las cosas bien hechas."
"pero no estoy enfermo"
"no del todo, pero sí lo bastante"
"¿y la gente que me trajo aquí?"
"oooh, siento decirle esto, pajarito, pero volaron nada más dejarle. Espero que no los tenga catalogados como amigos porque un amigo no hace eso, es más, si un amigo mio me hiciese algo así..." oprime unos grandes puños con fuerza hasta hacer crujir los nudillos, lo cual me inmoviliza de terror "...pero no se preocupe, yo no soy su amiga pero voy a llevarle hasta su casa porque quiero y porque me apetece, ¿como se queda?"
Agradezco no tener el móvil encima porque si en ese momento oyese pitar al unísono el teléfono de la superenfermera y el mío, creo que volvería a desmayarme...

2 comentarios:

  1. Siiiiiiiiiiiiiiiiiiiii!!!! Siento una incontenible sensación de alivio, ELLA está aquí y ahora va a comenzar la acción. Me quedan cinco capítulos y ahora paro, para recuperarme de este giro que me ha encantado.

    Ya te voy avanzando que me está encantando. Pero nos vemos dentro de cinco entradas ;)

    ResponderEliminar
  2. ¡Jajaja!...ya sabía yo que si llegabas hasta aquí se te iban a alegrar los ojillos al verla aparecer a ELLA...ánimo que no te queda nada para acabar, es lo de menos si ya te tragaste todo lo anterior, ¡pobriño!
    Un abrazo, guapo.

    ResponderEliminar