jueves, 27 de diciembre de 2012

Puesta a punto ( 29 )



Estamos en alguna parte de las afueras, en las inmediaciones de un polígono industrial, y ante mi se alza un edificio de cristal y aluminio que aparece de color azul por reflejar el cielo en la totalidad de su estructura.
"pero si esto es un puto rascacielos" murmuro asombrado por no haber reparado nunca en algo tan grande. Luego pienso en mis rutas repetidas de casa al trabajo y del trabajo a casa con la mirada puesta en el suelo y la cabeza llena de pensamientos negativos, y llego a la conclusión de que no me hubiera enterado de su existencia aunque lo hubiesen construido delante de mi portal.
Ana baja del coche por su lado y me sostiene la puerta para que baje tras de ella, luego echa a andar con su pasito menudo y rápido por un sendero de baldosas blancas flanqueado por sendas extensiones de un césped lujurioso que nos lleva directos a la fastuosa entrada. En un pedrusco de marmol blanco que emerge de la hierba están grabadas en color dorado las siglas de la organización: "L.F.T.F" y visto así parece hasta algo respetable. Aún no hemos llegado cuando ya sale a recibirnos una explosiva rubia con la melena suelta hasta media espalda y una vertiginosa anatomía enfundada en un mono blanco con las mismas letras LFTF reluciendo al lado izquierdo de su generosa pechera.
"¡Hola! Yo soy Marilyn, del departamento de bienvenida y acogida...encantada de conocerte" me dice estrechando con vigor una mano fláccida que le tiendo como un manojo de espárragos. Le lanza una miradita pícara a Ana y le pregunta "¿este es el chico problemático?"
Ana le devuelve la sonrisa, asiente brevemente y contesta
"Encárgate de que se sienta cómodo y luego le mandas a mi despacho."
"Será un placer" dice Marilyn riendo como si la hubiesen propuesto algo extremadamente placentero, después Ana desaparece en el interior de un enorme y muy vacío vestíbulo y ella se vuelve hacia mi.
"¿Qué prefieres hacer? ¿te gustaría darte una ducha y ponerte algo cómodo o quieres que te haga una breve visita por las instalaciones antes de estar con Ana?"
"Me gustaría saber qué hago aquí y qué es lo que quieren de mi" acierto a decir por fin aunque las recientes reflexiones sobre lo chungo de mi vida me tienen de bajona total. "No quiero decir que vaya a resistirme a nada, tu amiga ya se ha encargado de recordarme la mierda de vida que tengo y lo poco que puedo esperar si dejo las cosas como están, pero no sé, me gusta saber por donde ando..."
Marilyn compone la cara oportuna en cada momento ( sonrisilla en el "no voy a resistirme", mordisqueo compungido de labio inferior en la "mierda de vida" y mirada húmeda y cálida en el "saber por donde ando"), luego me agarra por el brazo y empezamos a andar hacia los ascensores mientras me dice en el mismo tono tranquilizador que yo utilizo cuando trato de meter a Mr.Jones en la bañera:
"Tranquilo...a veces los comienzos son duros, es cierto. Por eso creo que será mejor que dejemos la visita para después y ahora te relajes y te pongas cómodo, ¿de acuerdo?" entramos juntos en un ascensor y aprieta un botón anunciando" directos a la planta siete...allí Mario sabrá relajarte, cuando termine contigo conseguirá que veas la vida de otra forma, ya lo verás"
No me da ni tiempo a mostrar mis reservas sobre el tema, el ascensor parece no tardar más que un suspiro en subir de la planta baja a la séptima y allí llegamos a una atmósfera cálida y húmeda como de sauna, con muchas plantas tropicales en macetas por todas partes y un pasillo con suelo de madera y puertas a ambos lados. Salido de la nada encuentro de pronto a mi derecha a un tio impresionante de al menos un metro noventa, cuerpo perfecto, un cabello oscuro y ensortijado ligeramente húmedo, labios sensuales y toda esa carne apenas cubierta por unos pantaloncitos cortos de color blanco brillante. Marilyn cloquea de una manera que me hace pensar si no habrán tenido algo que ver estos dos en el pasado, me da un empujoncito al frente y dice
"Acaba de llegar con Ana. Necesita una puesta a punto de las tuyas, ya sabes" y le guiña un ojo de forma que me deja estupefacto. Marilyn lo nota y me da un cachetito en el trasero "Tranquilo, te va a encantar. Mario es un profesional."
El aludido me sonríe mostrando una dentadura blanca deslumbrante y se presenta
"Me llamo Mario. Vamos a prepararte un poco, ¿ok guapo?"
Llamarme guapo a la cara y no mover ni una ceja es un prodigio de falsedad que me hace recular hasta tropezar de  nuevo con Marilyn.
"Venga ya. De guapo nada. Hasta que no me diga nadie de qué va este rollo no voy a dejar que me metan mano, ni siquiera tu."
"Vaya-vaya, ya me habían advertido que eras un poco correoso, pero no pasa nada."responde el chulazo causando risitas en Marilyn "venga tío, no voy a lobotomizarte ni nada de eso, va a ser una ducha a presión, un masaje y a lo sumo una manicura y un corte de pelo.No temas por tu preciosa personalidad, cuando salgas de aquí va a ser exactamente igual que cuando entraste, no vamos a lavarte el cerebro ni nada por el estilo."
"Me da igual. Quiero saber de qué va la historia antes de dar un paso más."
"Venga hombre" exclama Marilyn impaciente "Vas a tener una sesión de spa gratuita, van a recortarte esos pelillos tan feos de las orejas y la nariz, y después te van a decir todo lo que quieras saber. Esta parte es un regalo de la casa, ¿porqué quieres desaprovecharla?"
La miro, luego miro al chulazo y le pregunto
"¿Es verdad? ¿luego me contarán todo lo que pasa aquí?"
"Y si no te lo cuentan, se las tendrán que ver conmigo" dice contrayendo un bíceps de manera encantadora y eso me termina por convencer.
"Vale...pero que sea rápido, quiero irme de aquí cuanto antes..."

Mario cumple escrupulosamente todo lo prometido: me quita el mono rosa sin demasiadas contemplaciones ignorando mis gestos pudorosos de virgen a punto de perder su estatus y, una vez me deja en bolas con mis carnes pendulonas temblando como toda una legión de flanes, anuncia:
"Primero, la ducha"
No soy un chico sucio, es más, en determinados momentos puedo disfrutar de un remojón, pero me resisto cuando el cachas me empuja con mis talones resbalando sobre un suelo de baldosa hasta el interior de un cubículo en el que tres paredes son de cristal y la otra está llena de agujeritos.
"No tienes que hacer nada" canturrea desde fuera "el sistema se encarga de todo".
Antes de poder abrir la boca para protestar de nuevo por varios agujeritos salen disparados contra mi unos escupitajos de líquido espeso y blanco que me dejan cual si acabasen de finalizar sobre mi tres machos con los calderines bien repletos.
"¿Qué mierda es est...?"
A continuación por todos los agujerillos salen chorros de agua a presión a una temperatura lo bastante alta como para hacerme dar gritos y ponerme rojo como un tomate en tanto la atmósfera dentro de mi celda se llena de un vapor con efluvios aromáticos.
"¡Me estoy achicharrando!" chillo, y apenas me llega la respuesta de Mario
"¡ha-ha-ha!¡tranquilo, solo es agua!"
Cuando aún no he terminado de acostumbrarme al líquido hirviente , todos los chorros menguan hasta desaparecer dejándome jadeando y envuelto en una neblina blanca.
"Vaya" oigo decir a Mario con un leve matiz de reproche en la voz "y yo que creía que estabas hecho todo un machote. Si has chillado con el agua caliente, ¿que vas a hacer cuando empiece el agua fría?"
Antes de darme tiempo a contestar una barbaridad todos los agujeritos se activan de nuevo pero ahora disparan chorros de agua helada y a tanta potencia que me dejan clavado contra la cristalera, incapaz de moverme mientras siento que paso del escaldado a la hipotermia en un par de segundos. Ahora no es posible blasfemar, el corazón se me detiene un instante en el pecho y muy a duras penas logro abrir mucho la boca y aspirar aire como buenamente puedo. Para colmo otro agujerito en el que no había reparado proyecta un chorro desde el suelo impactando contra mis pelotas, haciéndolas retirarse junto con mi pene a algún lugar ignoto del interior de mi organismo hasta no dejar ahí más que pelo y pellejillos vacios.
Cuando Mario abre la puerta, estoy semi inconsciente y machacao en el fondo del cubículo, tiritando y suplicando a la muerte que me lleve ya y termine este sufrimiento.
"Vamos hombre...tenías que verte, tienes un aspecto estupendo..:Ahora viene lo mejor: ¡el masajito!"
Me arrastra de un pie como si tirase de un saco silbando una cancioncilla y por fin -y sin aparente esfuerzo, lo cual demuestra lo fuerte que es Mario- me alza por los aires y caigo sobre una camilla, aún chorreante y tembloroso.
"La idea es dejarte relajado y darte un poco de tono muscular, ¿vale?" explica mi torturador mientras se frota las manos con un aceite de olor penetrante "al principio te va a parecer violento pero luego verás como vas a darme las gracias"
Los primeros diez minutos son una sesión de tortura con el Mario sentado a horcajadas sobre mi, vapuleándome y tirando de todos mis huesecillos hasta arrancar chasquidos de las articulaciones, es inutil revolverse porque ya he explicado que es mucho más fuerte que yo, y solo puedo dejarme machacar ahí con complejo de masa de pan esperando el momento a que me dejen cocerme en un horno. Llevo un rato ya sin dejar de lanzar aullidos lastimeros cuando Mario anuncia:
"Ahora viene la parte del gustito"
...empieza a masajear de forma densa pero suave mi espalda empezando por los hombros hasta llegar al trasero, luego salta a los pies y ahí continua, dedo a dedo, haciéndome entender porqué hay quien los considera una zona erógena...sigue por mis pantorrillas, oprimiendo, acariciando, asciende a mis muslos, acaricia su cara interior, le falta cada vez menos para llegar a mis nalgas que tiemblan como las de una jovencita, estoy muerto de ganas porque esas manazas me metan un buen viaje a los cachetes del trasero, tanto que cuando por fin posa las palmas sobre ellas y ejerce una leve presión con los pulgares para separarlas ligeramente, ya estoy empalmado como un burro así que elevo la grupa y gimo
"VAMOS POR FAVOR HAZLO-HAZLO-HAZLO FUERZAME-PENETRAME-PROFANAME..."
Mario detiene sus toqueteos, se acerca a la cabecera de la camilla donde estoy salivando copiosamente y sonríe
"Lo siento, querido, no se me permite el coqueteo con los clientes. Creo que es el momento adecuado para que pases a manos de nuestra estheticien...¿Roberta?...¿Estás lista?"
Aún no sé que hacer con el calentón que llevo encima y ya está ahí una chica de morenita de pelo corto, con unas grandes gafas y esplendorosa sonrisa que se agacha para verme la cara y se presenta
"¡Hola!...Soy Roberta...cuando sientas que estás preparado podemos empezar, ¿de acuerdo?"
La sugerencia de una cierta flexibilidad en su tono me hace levantar la cabeza y decir
"¿cuando esté preparado?¿podría ir entonces un momento a los lavabos?"
"¡Por supuesto! No tenemos ninguna prisa" responde mi estheticien e intercambia una sonrisa cómplice con Mario como si ya supiesen qué iba a ocurrir. Claro, mi intención es descargar la escopeta en el WC y limpiarme luego las pelotas con una de las toallas de Ana, pero algo en esas risitas cargadas de superioridad y conmiseración me hace apelar a mi orgullo y contenerme, aún sabiendo que tendré dolor de huevos el resto del día.
"Bien pensado, creo que puedo esperar a terminar con el numerito este " digo sentándome en la camilla con aire de suficiencia y agarrando una sábana con la que cubrirme. Le dedico una miradita condescendiente a Mario y añado "No ha estado mal, muchacho, pero deberías ir a aprender al spa que llevan los chinos de mi barrio, hay una tailandesa pequeñita que hace maravillas con las manos."
Por supuesto ni conozco ninguna tailandesa ni hay ningún spa chino cerca de mi casa, pero es un pequeño y perverso placer ver la mueca de desagrado que compone Mario.
"Vaya, hubiera jurado que te estaba gustando cuando ponías el culo en pompa hace un minuto" me responde en tono mucho más seco de lo que tiene acostumbrado.
Yo río como una joven de mundo.
"Baaah, no me importa hacer un poco de teatro para que el operario sienta que su trabajo está siendo debidamente valorado..." le doy un par de cachetitos en la mejilla que son como darselos a un muro de cemento y concluyo "...que lo has hecho muy bien, no te preocupes, le diré a la zorra de tu jefa que estuviste magnífico, puedes estar tranquilo, ¿ok?"
Creo que le oigo mascullar por lo bajini "perosiseráhijoputa" cuando me alejo del brazo de Roberta y eso me llena de satisfacción...

En la siguiente sala Roberta me pone una bata blanca parecida a la suya y me hace sentarme en una butaca que a continuación ella misma reclina para dejarme casi horizontal. Me escudriña el careto con una lupa, me hace enseñarle los dientes, introduce algo frio por mis orejas y por fin escarba en los pelos de mi cabeza con un cepillo.
"Ufff, hay mucho más trabajo aquí del que yo puedo hacer en una sola sesión" me dice con una sonrisa que resulta simpática "Sin embargo con un buen corte de pelo y una mascarilla limpiadora e hidratante creo que voy a dejarte la mar de bien, ¿qué me dices?"
"Que soy practicamente insolvente, asi que si todo eso es a cuenta de la casa, puedes empezar cuando quieras" respondo con aire profesional y ella rie encantada.
"¡Genial! Entonces manos a la obra..."
Mientras yo divago sobre lo incierto de mi destino, Roberta pasa la siguiente hora manipulando tijeras en torno a mi cabeza, recortando cejas y  los anunciados pelillos de nariz y orejas que tan astutamente había visualizado Marilyn, también aplicándome potingues, masajeándome las ojeras y dándome palmadas en la papada como si la tuviese dormida y hubiera que espabilarla.
Cuando por fin termina -un poco sudorosa, hay que decirlo- me contempla con un gesto cercano a la satisfacción y dice:
"Con el tiempo de que disponemos, creo que estás excelente"
Después coloca ante mi un espejo y...
...caray, sí que soy yo, y sigo siendo el mismo gordito poco atractivo de siempre, pero con ese adecuado corte de pelo, la piel de la cara con un color tan saludable, las patillas recortadas, las cejas domesticadas y en general el aire de frescor que emana de mi rostro pues...pues estoy impresionante...
"Caray Roberta, has hecho una labor...increíble"
Ella me dedica una sonrisa luminosa y pregunta en tono burlón
"¿Si? ¿He estado mejor que Mario?"
" Bueno él también ha estado bien pero me parece que se lo tiene un poco creído, le venía bien una lección de humildad" le digo en tono cómplice y consigo hacerla reir.
"A mi también me lo parece...ahora vamos, te pondremos ropa limpia y luego te acompañaré al despacho de  Ana"
Por un extraño momento, charlando y riendo con esa atractiva chica, he dejado de sentirme el psicópata social que acostumbro a ser y he contemplado el mundo con otros ojos...¿será verdad lo que promete Ana? ¿acabaré siendo una versión nueva y mejorada de mi mismo?...
...porque si esto es lo que puede conseguir en un par de horas con una ducha, un masaje y un corte de pelo, ¿qué no podrá hacer de mi disponiendo del tiempo suficiente?...

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