sábado, 22 de diciembre de 2012

¡ Mayday-mayday ! ( 27 )



Si hubiesen apostado conmigo cual iba a ser el espectáculo que íbamos a encontrar Superenfermera y yo una vez que hubiesemos atravesado el umbral de la casa de JeanClaude, creo que habría acertado de pleno: en el salón con vistas a la piscina y a la ciudad están atadas como morcillas Gafitas, la amable ancianita de la casa de al lado y su robusta asistenta mexicana ( no sé qué tipo de dardo tranquilizante emplearía para noquear a distancia a semejante jabata ), y a la que yo creía difunta hermana, la cual a pesar de mis temores parece en buen estado de salud. La única sin atar es la rubia pero se la ve tan jodida que no hace falta sujetarla porque no llegaría muy lejos a ningún sitio con la sola ayuda de sus propios pies.
En medio de ese escenario de dominación y humillación femenina, está JeanClaude ataviado nada más con un suspensorio que parece de ganchillo en su parte frontal y al límite de su capacidad al tratar de retener una polla que está un paso más allá del estado comúnmente conocido como "morcillona". Entre las manos, claro, sujeta un rifle de caza con mira telescópica que nos está apuntando a los morros.
Superenfermera lanza un bufido por las fosas nasales que imagino ha dejado escapar una nubecilla de humo pero no mueve un músculo cuando el colgado ese lanza una carcajada.
"Vaya, pero si has traído refuerzos. ¿Ese mastodonde va a dejarse atar sin protestar o voy a tener que anestesiarla como a la puta mejicana?"
Vistas las miradas que le dedican las dos aludidas, no me gustaría estar en el pellejo de JeanClaude si ese arma queda en algún momento lejos de su alcance.
La rubia se acerca temblorosa a Superenfermera y balbucea
"Señora, si no le importa voy a tener que atarla."
"Señorita, cielo, no estoy casada" gruñe mi enorme benefactora y luego dilatando mucho los ojos en una mueca terrible añade "Pero deberás esmerarte, durante mi temporada como enfermera en prácticas en Camboya me enseñaron todo tipo de técnicas de liberación para situaciones como esta."
La rubia se vuelve aterrada a JeanClaude pero este lanza una risotada
"La gorda se está tirando un farol, estúpida. Átala y hazla sentar con las otras. El feo y yo tenemos que resolver deudas pendientes y no estaría bien hacerlo delante de tantas señoras."
"¿Va-vas a dejarme aquí con todas ellas?" chilla su cómplice "¿y qué se supone que tengo que hacer si deciden rebelarse todas a la vez?"
JeanClaude pone los ojos en blanco con gesto de exasperación.
"Están atadas, y vas a estar al cargo de una pistola, ¿vale? Si alguna se mueve le pegas un tiro en una pierna o algo así y eso le quitará al resto las ganas de hacerse las listas."
La rubia se pone blanca pensando en la idea de darle un tiro a nadie, supongo, y comienza a enrollar una cuerda en torno a las muñecas de la enfermera como quien intenta atar un banderín al cuerno de un rinoceronte. Mi raptor se queda apuntando a las dos mujeres mientras la chica completa su labor y por fin le coloca una tira de un esparadrapo brillante en el morro a mi protectora. Al verla dilatar las pupilas creo que piensa como yo en la escabechina que eso va a hacer en su mostacho rubicundo cuando la liberen de la mordaza, luego hace un imperceptible gesto de asentimiento con la cabeza en plan "yo-controlo" y me marcho detrás de JeanClaude a un dormitorio situado en la parte trasera. También allí hay un enorme ventanal pero por él solo se divisa el exuberante arbolado que rodea la casa. En el centro de la habitación hay una enorme cama circular y alrededor poca cosa más: una mesita de diseño vanguardista, una alfombra peluda y lo que imagino son las puertas de unos armarios empotrados.
En el techo sobre el picadero hay un gran espejo y en una esquina una cámara de video sobre un trípode con la cual supongo este trastornado grabará sus aventuras.
"Vaya ¿y este es el dormitorio de tus padres?" digo en tono sarcástico para demostrar que no tengo miedo a nada "pues tu papá debía traerse aquí montones de fulanas, ¿eh?"
JC rie en tono ligero como si eso se tratase de una cita romántica y no tuviese secuestradas un montón de tías en la habitación de al lado.
"Nooo, el dormitorio de mis papis está al otro lado del salón, esta es mi habitación."
"¿y que les parece lo del espejo y la cámara de video? ¿no se preguntarán si no eres un poco raro?"
"Bueh, la cámara se quita y se pone, y el espejo es una mejora que he introducido mientras ellos están fuera. Me gusta verlo todo desde todos los planos...tu vas a ser la estrella de mi próxima producción, ¿qué te parece?...creo que será tu primer papel estelar y también el último, porque cuando acabe contigo solo vas a servir para que te enlaten y te sirvan como comida para gatos, pero mientras tanto ¡qué papelazo!, ¿eh?"
"Hum, lo siento pero no me mola el rollo sadomaso" digo arrugando la nariz como si no me estuviese dando por enterado de mi situación, pero JC se encarga de ponerme en situación al momento.
"¿Y a quien le importa lo que a ti "te mola" o "no te mola"?" dice con una risita, luego recompone el gesto serio y ordena "vamos. En pelotas y a la cama."
"No te preocupes" dice mi yo analítico con tranquilidad "todo está perfectamente calculado y seguramente en cuanto hagas el amago de meterte la polla de ese tío en la boca ocurrirá algún desastre, un meteorito impactará contra la Tierra, todo el mundo saldrá pitando y una vez más te quedarás sin follar."
"Oh, es cierto" me digo para tranquilizarme mientras JeanClaude se espatarra sobre la cama con los muslos muy abiertos y el arma al alcance de la mano, esperando sin duda que sea yo quien le quite el suspensorio."A buen seguro apenas me arrodille para echarle mano a ese impresionante trabuco ( que en esta situación de crisis no debería de impresionarme pero a pesar de todo me impresiona ), algo sucederá y me quedaré UNA VEZ MÁS sin comerme un colín como desde el mismo momento que comenzó toda esta historia. ¿Que tipo de castigo divino es este? ¿Habré muerto y estaré dando vueltas por uno de los círculos del infierno y no me he enterado todavía?
JeanClaude agita un poco la pelvis y vuelve a apuntarme con el arma
"Venga, pensé que ibas a hacerlo encantado, me estás defraudando. No es que no me dé morbo forzarte, pero no sé, pensé que yo te gustaba...¿no soy un tonto romántico?"
Tengo que echarle un vistazo a la cara para verle la mueca burlona y darme cuenta de que en realidad no lo está diciendo en serio. Yo en cambio empiezo a quitarme mi mono rosa de Mercachorbo con lentitud deliberada mientras le prevengo
"Yo que tu no lo haría. Si empiezas, va a pasar algo y se te va a volver a ir la cosa de las manos como ocurrió cuando estábamos en la furgoneta..."
JC me contempla con incredulidad y luego suelta una risotada despectiva, tirando de suspensorio muslo abajo y dejando al aire de nuevo esa maravilla.
"Venga, déjate de rollos y chúpame la polla".
Bien, si a causa de esta mamada se inicia el día del Juicio Final, que la Humanidad sepa que no lo hice voluntariamente sino amenazado con un arma.
Me despojo del todo de mi mono quedando en pelotas ante mi secuestrador, luego me pongo a cuatro patas y componiendo un gesto de gatita que hubiese conmovido al mismísimo Mr.Jones, maullo
"¿miau?¿miau?¿me dará un poco de lechecita, señor?"
JC se parte la caja de la risa como es natural, yo le ignoro y continuo avanzando, gateando y meneando el trasero con un palmo de lengua fuera pensando en que si tengo que fallecer aplastado porque un Boeing 747 impacta contra el chalet debido a la deriva de los acontecimientos que se suceden tras mis decisiones sexuales, pues será una buena muerte morir con ese pedazo de mango dentro de la boca.
Avanzo centímetro a centímetro, un poco encogido pensando en qué momento va a suceder la hecatombe pero a la vez con la boca hecha agua contemplando el pedazo de pepino que JC sujeta ahora en posición vertical apuntando al techo, y cuyo aroma a macho ya puedo olfatear desde donde estoy.
Avanzo más, otro poco más, me deslizo como una serpiente entre las musculosas piernas de JeanClaude recreándome en esos muslos velludos y le logro hacer gemir
"Que cabrón, qué cachondo me estás poniendo"
Alrededor el silencio sigue siendo absoluto, solo roto por el murmullo de Madonna canturreando ahora el "Material Girl", supongo que la rubia ha puesto algo de música para relajar a las prisioneras y de paso no oir el revuelo que pueden formar dos tíos en pleno acto de fornicio masculino.
No hay catástrofes naturales, ningún terremoto sacude la tierra cuando hundo la nariz en los huevos recubiertos de pelusilla de JeanClaude y me impregno de su olor.
Cielos, estoy como una moto.
El sentido común me aconseja meterme ese cachiporrón en la boca cuanto antes no sea que mis temores se hagan realidad, y sin más lo agarro entre mis temblorosos dedos ( oh, que firmeza, que calidez, que textura ) saco la puntita de mi lengua y con un escalofrío mezcla de deseo y de terror por lo que pueda estar por venir, doy una pasada por esa cabezota colorada, una rapidísima en plan toma de contacto.
Ooooh joder, sabe a melocotones en almíbar y a otra cosa que no logro descifrar. JeanClaude, que ha sufrido un poco imagino durante la espera, lanza un gritito nada masculino.
"Vamos-vamos-vamos, cómetela toda, tío"
Se trata de una orden superflua porque en este estado de calentón cósmico nada podría impedir que terminase de meterme ese trasto en la boca. Le separo los muslos con la palma de las manos para dejar todo el campo de batalla a la vista y quedo unos instantes preciosos indeciso sin saber por donde empezar cual si aquello fuese una mariscada y no supiese si tirar por el percebe o por el berberecho. Mi vista capta el berberecho y sin pensar me chupo la punta del dedo índice con quién-sabe-qué-perversas intenciones, luego lo acerco tembloroso, lo deslizo poco a poco por su entrepierna en dirección a sus nalgas, me lo vuelvo a chupar para captar el saborcillo de la zona y a continuación...

A continuacíón la puerta del dormitorio cae al suelo literalmente arrancada de sus bisagras y aparece Superenfermera sudorosa y sujetando el arma que hace un momento tenía la rubia entre sus manos.
"Cariño" me amonesta con voz crítica "de verdad le parece el momento adecuado para ponerse a hacer este tipo de cosas"
"yo-yo-yo...yo solo pensaba en el bien común" acierto a tartamudear rojo como un tomate tal cual si mi madre me hubiese pillado in fraganti en el retrete con un amiguito del instituto.
"Bueno ahora seré yo quien haga el papel de benefactora: póngase la ropa encima y vaya desatando a todas esas mujeres de ahí mientras yo me encargo de este tío."
Superenfermera luce apocalíptica con su moño desbaratado, el gorrito blanco medio caido, las medias arrugadas y el morro enrojecido tras el momento depilatorio que habrá sufrido al quitarse el esparadrapo. Parece de muy mal humor y lo único que el sentido común invita a hacer es exactamente lo que ella mande.
"Oh, menos mal que ha venido, si no llega a ser por usted..." digo mientras me calzo mi mono rosa haciéndole un poco de peloteo.
"Ya, querido, y si hubiese aparecido media hora más tarde hubiese sido muchísimo mejor, ha-ha-ha, lo estaba pasando de maravilla, ¿eh? ¿o se cree que eso se debe nada más a que se alegra mucho de verme?" se carcajea apuntando con el arma a mi todavía abultada entrepierna "pero creáme cachorro, ahora se siente mal y puede que un poco frustrado, pero cuando todo haya pasado me agradecerá que interrumpiese justo en este momento. Ahora pórtese bien y..."
No puedo moverme del sitio porque como en las viejas películas antiguas, cuando parece que todo ha terminado aparece alguien que ya habías borrado de tu memoria.
"Aunque en estos casos como se suele decir a veces "la tripulación es sacrificable", preferiríamos hacer esto con el menor número de perdidas posibles.¿podría deponer su arma sin el uso de la fuerza, querida?" dice una voz de sobra conocida para mi.

...es Ana...

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