jueves, 6 de diciembre de 2012

Les vendanges de l'amour ( 22 )



...por fortuna el resto de la mañana hasta la hora del bocadillo transcurre con tranquilidad absoluta: no vuelvo a ver ni a Ana, ni a los seguratas, ni tampoco a Charly. De hecho no vuelvo a ver a nadie porque tras fregotear el charco de pis que me dejó como obsequio el amigo de JeanClaude, cumplo mi amenaza, me meto en un retrete, echo el candado y ahí sentado echo una siesta de la que solo me despierta mi reloj biológico avisándome de que es hora del almuerzo.
Tan profundamente he dormido que ahora dudo si todo lo ocurrido a primera hora de la mañana no será más que un sueño...
...por suerte camino del comedor me encuentro con el mismísimo Charly, que tras lanzarme una extraña mirada confusa farfulla
"¿Estabas en los servicios cuando fui hasta allí? ¿Puedes decirme qué ocurrió?"
"VAMOS, DILE QUE LE ACABABAS DE METER UN DEDO POR EL CULO Y TE DISPONÍAS A PRACTICARLE EL BESO NEGRO CUANDO TE CORTO EL ROLLO EL SERVICIO DE SEGURIDAD" cacarea mi abuela ectoplasmática haciendo una breve aparición. Evidentemente no entro en detalles, sonrío como si yo mismo fuese una buena persona y respondo:
"Te desmayaste. Vino el servicio de seguridad y te llevaron a la enfermería, me parece. No puedo decirte más."
Charly deja descolgar un segundo su adorable labio inferior como si hubiese perdido conexión con su sesera y luego me dice
"No sé...tengo sensaciones extrañas y cuando te he visto aparecer se han acentuado." se rasca pensativo su media barbita y añade "¿puedes pasarte por mi oficina después del almuerzo?"
"Oh, por supuesto. A sus órdenes, jefe" contesto haciendo un amago de saludo militar que le obliga a mirarme con gesto de no poder creer que yo sea tan jilipollas. Hasta yo me sorprendo a veces.
"Muy bien. Luego hablamos, entonces."
Entro al comedor en estado de calentón total porque algo en la actitud extraña de Charly me hace presagiar que la promesa de Ana está por concretarse y voy a hacer realidad mi sueño de follarme al jefe antes de salir del curro...
...mis pensamientos libidinosos se esfuman cuando veo al Corneja sentado en un rincón, sólo como siempre y royendo una zanahoria que acaba de sacar de un tupper.
Vale, me siento un poco avergonzado por toda la movida que se organizó en su casa a costa mía, pero a la vez estoy agradecido por ir a buscarme con su coche después de mi pesadilla ahí arriba en el barrio de los millonarios, y por darme asilo político después de eso. Así que avanzo con paso firme entre el relativo barullo de gente que va y viene, unos terminando su tiempo de descanso y otros empezándolo, y me siento frente a él. Por el ventanal que hay junto a la mesa se divisa el hermoso cielo azul que domina hoy la ciudad.
"¡aquí estoy!" exclamo jovial "Apuesto a que te estabas preocupando por mi..."
El Corneja ha paralizado la masticación de su zanahoria y me mira con algo que no sé si es malestar o preocupación. Yo como le conozco le doy una palmadita en el dorso de la mano estirando el brazo por encima de la mesa y me rio
"...siii, siii, me fui de estampida, y espero que le pidas disculpas en mi nombre a tu encantadora madre, a tus simpáticas hermanas y a tu...glup...a tu sociable hermano...es que no te puedes ni imaginar el estado en el que están las cosas, todo lo que me pasó anoche después de irme de tu casa, ¡y lo que me ha pasado hoy!" me inclino hacia él para poder hablarle en tono confidente y le susurro "...adivina a quien le he metido el dedo en el culo esta mañana..."
Los siguiente minutos son azarosos, el Corneja vuelve a demostrar su tendencia a atrangantarse poniéndose de color morado, tanto que tengo que dar un gritito pidiendo ayuda. Por fortuna en la mesa de al lado está el equipo de enfermería de MercaChorbo y un seductor ATS de aspecto caribeño le realiza al Corneja una rápida y efectiva maniobra de Heimlich, que hace expulsar a mi amigo un pedazo de zanahoria a velocidad de crucero contra el cristal y luego quedar boqueando con un color entre el amarillo blancuzco y el verde gusano.
"Joder, muchacho" le susurro sentado a su lado del banco y sujetándole por los hombros mientras el corrillo de curiosos se va dispersando "menudo susto de cojones que me has dado...No quiero parecerte borde pero mi vida ya está siendo de por si lo bastante interesante como para no tener que asistir a maniobras de salvamento a mis amigos en el rato del recreo...¿qué parte de "dedo-en-el-culo" te sobresaltó?"
No da tiempo a responder porque al momento aparece Charly, algo pálido también, que revuelve afectuosamente el cabello del Corneja y le pregunta
"¿Qué te  ha pasado, muchacho?...le has dado a todo el mundo un buen sobresalto..."
Mientras nuestro jefe se interesa por su estado de salud un poco de espaldas hacia mi yo extiendo el dedo corazón, me lo chupo y luego hago signnificativos movimientos de cejas hacia el trasero de Charly , lo cual hace al Corneja dilatar los ojos hasta el punto que no sé si van a salir rodando y tendremos que volver a llamar al enfermero morenito. ¿Será el personal médico también del mismo club que el resto?...
"Tranquilo, tranquilo muchacho " le dice Charly al Corneja en tono paternal "¿porqué no te tomas el resto de la mañana libre? Sacaré a este de la limpieza de retretes y se quedará conmigo en el almacén para cubrir tu puesto. ¿Qué me dices, eh?"
Oh, cielos.
Voy a estar solo ahí metido con Charly entre un montón de cajas.
¿Lograré que vuelva a caer en trance?

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