martes, 30 de octubre de 2012

Quiet night of quiet stars( 13 )



...y cuando me despierto el cielo está de un azul violáceo, supongo que anocheciendo, y las cigarras han sido sustituidas por una legión de estridentes grillos. Lo que me hace recuperar la conciencia no son sus cantos, sin el suave run-run de un vehiculo que se acerca por el camino que lleva a la carretera.
Me quedo inmóvil con las orejas levantadas y el corazón latiendo apresurado. A fin de cuentas estoy en una zona del extrarradio, casi en pelotas, ya ha anochecido y si alguien decide abusar salvajemente de mi cuerpo para después cortarme el cuello y enterrarme bajo un montón de piedras, pasarán meses antes de que alguien de con mi pobre cadáver. Podría ser el hijoputa de la capucha pensando en devolverme el favor de la patada en los huevos, o Frankie dispuesto a endosarme un pepino por el culo del mismo calibre que el que le vi encajar al otro tipo...
...luego está la mínima posibilidad entre un millón, esa según la cual el Corneja ha perdido el miedo al mundo exterior, ha apagado su consola de videojuegos y se ha decidido a acudir al rescate de la única persona sobre la faz de la tierra que parece ser más o menos consciente de su presencia, es decir, YO.
Como si hubiese surtido efecto aquello de no mencionar el tigre cuando cruzas la selva si no quieres que aparezca, un segundo después veo aparecer el vetusto Seiscientos del Corneja avanzando con precaución entre los matorrales que flanquean el camino.
Nunca pensé que llegaría el día en que daría gracias a las divinas potencias por ver aparecer al Corneja en mi vida.
"¡Eeh!¡Chico!...¡estoy aquí!" grito poniéndome en pie y empezando a dar saltos."
Y efectivamente, el Seiscientos se detiene con dos pedorretas y del asiento del conductor se baja mi amigo con una camisa hawaiiana que parece seis tallas mayor que la suya, unos bermudas que ondean como velas al viento sobre sus escuálidas canillas bajo el aire nocturno y unas entrañables sandalias con calcetines blancos. El rostro que aparece cuando me pongo en calzoncillos delante del coche es la viva imagen del terror.
"¡tranquilo, tranquilo!...cojones, el que debería estar tranquilizándome eres tu a mi, no yo a ti, he sido yo el que he sido perseguido, secuestrado, maniatado, desnudado y a poco sexualmente humillado, tú eres el heroe, coño...¿me has traido algo de ropa? ¿se te ocurrió esa pequeña idea?"
Me entrega un uniforme de tenista con la misma cara con la que me entregaría la cabeza de su madre.
"¿Tenis?...bueno, está bien, no pasa nada, el caso es no ir de copiloto en calzoncillos, ¿verdad?" luego tengo un instante de debilidad, me pongo a lloriquear y abrazo el flacucho cuerpo de mi colega gimoteando "¡oooh, ha sido una puta pesadilla, de verdad! no sabes cuanto me alegro de ver una cara amiga..."
El Corneja acierta a darme un par de palmaditas amistosas en la espalda, y yo por fin tomo aire, respiro hondo y me pongo los pantalones blancos y el polo, me están un poco justos pero al menos ya no estoy desnudo frente al mundo. Después me siento al volante, algo que desconcierta al Corneja pero si le parece mal no termina de decir nada porque se pone de copiloto , y tampoco protesta cuando paro su cassette recopilatorio de The Platters y dejo la radio en una emisora que echa un especial de Jennifer Lopez.
"No te parece mal, ¿verdad?...es que lo otro me daba bajona, tío, uff, y no me quiero hundir justo ahora, ¿entiendes?"
Después logro arrancar un pequeño rugido al Seiscientos, hacemos un trompo frente a la estación abandonada y enfilamos el camino hacia la carretera a toda velocidad, con mi amigo agarrandose al salpicadero como si tuviese yo la intención de dar un frenazo para hacerle salir volando por el parabrisas.
"Tranquilo, todo va bien..."murmuro, pero me detengo en la salida del camino, me lo pienso un momento y en vez de tirar hacia abajo, hacia la ciudad, tuerzo hacia arriba, hacia la casa de JeanClaude. El Corneja empieza a hacer un ruido en plan "pepepepepepe" supongo que atascado en mitad de un "pero" y me siento en la obligación de sosegarle una vez mas
"...yaa, yaa, este no es el camino a casa, pero quiero nada más tranquilizarme sabiendo que esa chica no está muerta, ¿vale?"...el Corneja empieza a hiperventilar y parece que sus ojos en forma de huevo van a salir disparados, lo cual me hace dar un frenazo para agarrarle por los brazos y tratar de que me escuche "no me montes un numerito, joder, que llevo un día muy duro. No te he contado lo de la tía porque todavía no me ha dado tiempo, pero luego te prometo que te pongo al día de todo, ¿okey?..."
Luego piso el acelerador suavecito y trato de que esa tartana no emita muchas pedorretas mientras aparcamos frente a la choza de JeanClaude, no exactamente frente a la puerta sino unos metros más atrás, para dejar el coche en la oscuridad.
"Ahora voy a echar un vistazo, va a ser un minuto con lo cual no es necesario que me dejes aquí tirado para ir a comprar tu medicamento para el asma, antes de que puedas empezar a preocuparte ya voy a estar aquí, ¿entendido?...Tenme un poco de paciencia, chico, ya que has venido por lo menos hazme el favor completo, coño."
No soy tonto, como ya he repetido muchas veces, y no voy a cometer el error de los protagonistas de todas las películas de suspense que les lleva a meterse ahí donde nadie en su sano juicio se metería. Nada más quiero echar un vistazo entre las ramas del seto y ver...vale, quizás haya un poco de curiosidad morbosa y sienta una especie de horrible fascinación en ver su cadaver junto a la piscina, los seres humanos somos así y se han hecho estudios sobre esto... lo cierto es que me queda hasta fin de mes de contrato en Mercachorbo y es bastante probable que JeanClaude y yo nos crucemos en algún momento, debo tener claro si es un asesino en serie o no para saber a qué atenerme, este argumento creo que cualquiera lo entendería, ¿o no?
Por fin tras mucho rodear, y en una parte en que tengo un peligroso barranco tras de mi a solo un paso de distancia, encuentro un gran hueco en la muralla vegetal que rodea la casa. Desde ahí contemplo la piscina y uno de los grandes ventanales que dan sobre la misma, y no sé si para mi decepción o no, ahí no hay ni rastro de chica asesinada, ni siquiera rastros de sangre o muestras de haberse producido algún altercado violento...
...pero cualquier sentimiento que pueda haberme producido esto se esfuma al ver pasar por el ventanal ni más ni menos que ¡a la rubia que encontre vomitando en el servicio, la misma a la que su novio se la estaba pegando con un tío! Tiene las vidrieras en parte abiertas y puedo oir desde donde estoy a Madonna canturreando "Dress you up in my love" mientras ella hace como que baila por ahí con la mirada perdida. En un momento dado parece oir algo porque se saca la exigua camisetita blanca que lleva encima quedandose con dos fenomenales tetazas al aire  que hasta yo mismo encuentro espectaculares, sin duda pretendiendo impactar a quien sea que está a punto de entrar.
...quien entra, por supuesto, es Jean Claude con una camiseta de tirantes negra y unos espectaculares vaqueros recortados casi a la altura de la ingle. Un espectáculo soberbio que me hace lamentar haber perdido la oportunidad de hace unas horas y que además me hace preguntarme si la rubia no estará suscrita a algo en plan "las-rubias-jodidas-de-la-cabeza-también-follan.com" y le pitaría el móvil a la vez que JeanClaude mientras la estaban noqueando en los urinarios femeninos. Porque si no, ¿qué razón hay para que ELLA esté AHÍ donde debería estar yo?
El estupor por esta cuestión se desvanece cuando veo que JC trae algo agarrado por el pescuezo y ese algo es el Corneja con su rostro de un feo color amoratado.
"¡Mira lo que he encontrado fisgando en la puerta!" le oigo gritar aún por encima de la música de Madonna mientras la rubia se tapa los pechos con las manos y pone cara de confusión "¡Y creo que su amiguito está por ahí fuera!"
Jean Claude termina de abrir del todo el ventanal y sale a la plácida noche llena de grillos arrastrando a mi compañero de fatigas aún agarrado de la nuez.
"¡Vamos hijoputa! ¡sal de una vez o termino de golpe con los problemas respiratorios de tu socio!"
Me pregunto si no es un poco estúpido y suicida salir ahí a intentar pelearme con JC para salvar a mi colega o si no será mejor irme de puntillas, llegar hasta la carretera, correr cuesta abajo hasta la ciudad, localizar una comisaría y contarles toda la historia para que suban a rescatar al Corneja antes de que sea demasiado tarde...
Como no, el ectoplasma de abuelita se materializa un segundo ante mi y exclama escandalizada
"¡HIJOPUTA!...¿NO TE PARECE QUE PARA CUANDO LLEGUES AHÍ ABAJO SIN DUDA YA VA A SER DEMASIADO TARDE?"
...maldita vieja...¿y qué quiere que haga, que vaya hasta ahí, le haga una llave judoka a JeanClaude y me lleve al Corneja en brazos como si fuese la princesa prometida?...
JeanClaude está sujetando el pescuezo del Corneja con uno de sus robustos antebrazos y debe estar apretando porque mi amigo emite un chillido de ratón atrapado en ratonera...
...¡tengo que moverme!...

3 comentarios:

  1. Si es que... encima que ya estaba salvado va y se vuelve a meter de cabeza en la boca del cachas... se merece to lo que le pase ;P

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  2. ...y lo paga el pobre Corneja...como seré tan malo...pero es que los culebrones son así, ¿qué le hacemos?...
    Un beso, majeton, cuidate mucho!

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  3. Pues es verdad, sin sufrimiento no hay redención. Aunque a veces ni redención hay y sólo de sufrí va el asunto...

    A ver el último capitulo.

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