miércoles, 21 de noviembre de 2012

Una velada romántica ( 19 )



Gafitas vive muy cerca de "La Gallina Rosa", en el ático de un vetusto edificio de cuatro plantas sin ascensor, así que no tardamos ni cinco minutos en caminar hasta el portal  sin decir palabra. Supongo que ella pensando si está haciendo bien o no, y yo preguntándome si no será una situación demasiado embarazosa para ambos el tenerme allí, sin pijama y con el traje de tenista que tan gentilmente me cedió el Corneja oliendo a pis de gato y otras cosas peores. Cuando saca la llave y abre la puerta, me echa un rápido vistazo y dice
"Ahora toca subir escaleras..."y luego como si fuese eso lo que en realidad tenía previsto decir, añade casi sin pausa intermedia "...me está pareciendo todo una locura, pero no sé, esa tía que se presentó en la puerta del local me dio tan mal rollo y tu parecías tan asustado...de todos modos el piso de abajo está ocupado por tres tíos que son bomberos y saben que si me oyen gritar tienen que subir al momento para moler a palos al tío que me esté molestando."
"No era necesaria la advertencia. Voy a estar aquí calculo que no más de tres o cuatro horas, luego tengo que presentarme de nuevo en el trabajo. Antes de que te des cuenta ya me habré largado..."
"Ya lo sé, ya lo sé, pero mientras ibas y volvías Marga ha estado comiéndome la cabeza sobre lo peligroso que es meter en casa al primer tío que llega por ahí pidiendo ayuda, y he terminado un poco asustada, eso es todo. Venga, vamos, nos tomamos una copa de vino y luego te estiro el sofá cama para que duermas ahí abrazado a tu minino."
Más vino. Recuerdo fugazmente la apasionada cena con la familia del Corneja, el tempestuoso final y me dan ganas de tirarme de los pelos. Por haberme dejado influenciar por mi complejo de inferioridad, mi temor de herir los sentimientos de mi amigo y no haber echado un polvo salvaje con el Gaetano, basicamente. No me extraña que "los feos tambien follan" me hayan mandado una asistente porque no se explica que con la banda de potros con la que me cruzado hoy y todos dispuestos a tener sexo conmigo, no me haya comido un colín en toda la jornada. Se puede decir que sigo en mi línea habitual de padecer todos los inconvenientes y ninguna de las ventajas de la situación...
...el piso de Gafitas es pequeño y encima está abarrotado de trastos, pero a cambio tiene una hermosa terraza desde la que se divisa un mar de azoteas y antenas de televisión bajo la luz de la luna. A recibirnos sale una gatita blanca con manchas de color café con leche que ronronea al ver a su dueña pero eriza un poco el lomo al verme a mi trayendo nunca mejor dicho gato encerrado.
"No seas tonta, Princesa, estos amiguitos vienen a hacernos una visita y vamos a tener que comportarnos como chicas bien educadas, ¿vale?" dice Gafitas en ese tono que adoptan los amantes de los animales y que se supone debe parecernos entrañable al resto de la humanidad. A mi más bien me induce a pensar que Gafitas es una chica solitaria y necesita algo más que un gato para llenar sus espacios vacíos, pero me lo callo, abro el transportin de Mr.Jones y empleando el mismo tono de memo canturreo:
"Ya puedes salir, chatongo, saluda a tu amiguita."
"Chatongo" sale del transportín como un diablo de tasmania, bufando y arrasando a su paso todo lo que pilla para perplejidad de Gafitas y de Princesa, que le mira no sé si con cara de "pero qué degenerado me han metido en casa" o de "que chico tan divertido". Al no tener más posibilidades de fuga termina encaramado en lo alto de un armario emitiendo un maullido de esos que dan mal rollo e inspiran temor en los que están cerca para escucharlo.
"Pobrecito" dice Gafitas "estará asustado, claro. Vamos a dejarle que se relaje un poco y cuando esté más tranquilo y le ponga la cena a Princesa seguro que baja también a picar algo."
Que lástima, si el ventanal que da a la terraza hubiese estado abierto quizás Mr. Jones habría salido por ahí como una centella, pegado un salto y abandonado el mundo de los gatos como una estrella del puenting, pero Gafitas no hace amago de abrir y yo me dejo caer en el hueco que encuentro en un sofá lleno de papeles y libros escritos en un idioma indescriptible.
"Perdona, son los apuntes de alemán...ahora lo despejo todo, ¿vale?"
Mientras Gafitas recoge por ahí un poco y se va a la cocina a por el vino, Princesa se sube a una mesa cercana y sentada sobre su trasero se dedica a observarme fijamente como si yo no fuese trigo limpio...¿pero qué se han creido estos bichos?...agarro un librito que aún queda a mi lado con la gran mentira en la portada de "EL ALEMÁN ES FÁCIL" y se lo lanzo, con tan buen puntería que le acierto en la cocorota. Princesa abandona su atalaya con un maullido vengativo y sospecho que he sellado lo que va a ser nuestra relación de ahora en adelante pero qué diablos, no voy a hacerme novio de Gafitas ni voy a quedarme a vivir allí ni nada por el estilo, de hecho estoy barajando la posibilidad de que ya que la chica no sabe nada de mi, por la mañana largarme de puntillas y dejarle de regalo el marronazo de Mr.Jones. La idea me hace sonreir un poquito y al volver ella y encontrarme con esa cara de estúpida felicidad sonríe también.
"Vaya, estás más relajado...me alegro" dice tendiéndome una copa y sentándose a mi lado "cuando apareciste por el bar tenías cara de haber pasado un día duro." Luego pasa un ratito forcejeando para sacar el corcho mirando con el ceño fruncido alrededor como si se preguntase donde está su gatita. Pienso en decirle que se metió corriendo al baño, pero no quiero hacer ver que me he prestado más atención al gato de la que merece y nada más sigo con la sonrisa estúpida dejando vagar la mirada por el salón. En una estantería localizo una foto de ella con un macho de primera, enfundado en una camisa que parece a punto de reventar bajo todo el montón de carne prieta que hay debajo, pelo y barba oscuros y ojos claros.
"Caray, ¿ese es tu novio?" pregunto mordiéndome el labio inferior contemplando ese pedazo de potro que sonríe a la cámara mientras la abraza por la cintura "menudo...tio", describo escuetamente para no resultar obsceno ni escatológico.
"Ajá" dice ella llenando mi copa y a continuación la suya "¿a qué es guapo?"
"Uff. Tiene que ser duro tenerle tanto tiempo por ahí con el camión."
"Lo es" responde con el tono de quien está cansado de darle vueltas a una cuestión. Se levanta para poner en marcha el reproductor de música y empieza a sonar una música suavecita e irreconocible de rollo cultureta que desde luego no es nada que yo haya oido nunca en "los cuarenta principales "Pero esto es lo que hay, y por ahora me valen más las ventajas de lo que me pesan los inconvenientes, ¿sabes?"
No, no lo sé, porque mi vida está ausente de inútiles ideas románticas y de cosas que me hagan dar vueltas la cabeza sin ton ni son. Mis vinculos afectivos con otros seres humanos se limitan al sexo en zonas de cruising y sesiones masturbatorias a través de la webcam,por lo cual todo eso de las ventajas y tal se me escapa un poco. Seguramente esa idea promiscua de las relaciones personales me hará entrar en la categoría de "pequeño degenerado", pero no impide que no sepa camuflar mi auténtico pelaje y aparecer ante la gente como Gafitas con una fachada politicamente correcta. De ahíi que no me cueste nada sonreir con fingida ternura y canturrear
"Que bonito es el amor..."
Gafitas agradece la empatía con una sonrisa y vuelve a dejarse caer en el sofá a mi lado, haciendo uso y abuso de mi buen rollo para empezar a contarme una historia interminable de como conoció al camionero y todo lo que vino a continuación. Yo sonrío con los ojos brillantes como si estuviese escuchando sin perderme ripio de todo pero mi cabeza se encuentra a varios kilómetros de altura, dándole vueltas al día anómalo que acabo de tener a consecuencia de "los feos también follan": mi casi expulsión del trabajo, Jean Claude, Frankie, el loco de la capucha y luego Gaetano...un 50% de personas con evidencias graves de trastornos mentales, si vas a ver. Aún así dejo vagar la imaginación planteando un trio virtual con Frankie y Gaetano que me hace incluso salivar un poco más de la cuenta...
...no sé cuanto tiempo llevamos así, ella bebiendo copa tras copa de vino y yo traspasando todas las fronteras éticas y morales dentro de mi cerebro -que para eso están las fantasías-, cuando de repente me contempla con el entrecejo un poco fruncido como si la costase visualizarme con claridad y farfulla
"oh Dios, me voy a arrepentir pero creo que voy a besarte..."
Esto me devuelve a la realidad en un instante, pego un bote como un conejo y exclamo
"¡pero que dices, mujer!...antes de ir más allá debes saber, si no lo sabias ya, que nunca me he hecho un chochito, y por el momento tampoco tengo intenciones de..."
"¿QUÉ?" exclama ella poniéndose también en pie de un brinco y a continuación me vacía lo que le queda de la copa sobre la cara con un gesto violento. Después se lleva la mano a la boca como si no diese crédito a lo que acaba de hacer mientras yo me retiro el vino de los ojos con ayuda del borde de mi camiseta de tenista, se va corriendo a su habitación y desde allí gimotea
"¡tienes que irte mañana!...eres nefasto, sacas lo peor de cada persona...no te quiero aquí cuando despierte."
Aún así tiene un instante de debilidad que dura lo bastante como para tirarme una manta y una almohada con las que pasar lo poco que queda de noche, luego cierra de un portazo y me deja solo en su salón con la musiquilla cultureta y los dos felinos, Princesa y Mr.Jones, intimando en lo alto del armario.
Me pregunto si será verdad, si todo lo que va ocurriendo en el día de hoy no es por culpa de ningun complot  ajeno a mi sino a causa de una facultad innata de mi persona para despertar el caos.
Me da tiempo a preguntarme, además, si Mr. Jones estaría capado cuando aquel jilipollas me lo dejó en casa, y si no es así, lo que puede hacerle a Princesa mientras todos dormimos.
Luego, por fin, me duermo y el mundo se desvanece en un segundo como si alguien apagase la luz.

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