miércoles, 14 de noviembre de 2012

La Gallina Rosa ( 17 )



El aire nocturno cargado de injustificados efluvios veraniegos y los porros que me he fumado con las hermanas del Corneja me tienen un poco en las nubes, por eso no me doy cuenta de que a mi espalda se escucha el run-run de un vehículo circulando a baja velocidad. Casi a la vez el teléfono móvil lanza un agónico pitido en mi bolsillo y me temo que se ha despertado un instante nada más para mostrarme algún guapo que me pueda interesar.
...cuando me vuelvo a echar un vistazo, me parece reconocer la furgoneta de Frankie y me pregunto como cojones me ha podido localizar, supongo que la puta aplicación telefónica posee algo parecido a un GPS donde los "guapos" puedan localizar a sus feos si les pierden la pista un rato.
Pero no, amigo, no.
Frankie es un macho espectacular y en otras circunstancias diferentes estaría encantado de hacer el perrito y lamerle los tobillos, pero NO puedo olvidar que, dejando a un lado el día superchungo que he tenido, el muy hijoputa me dejó tirado y semiamordazado en la guarida de un psicópata trastornado que al despertarse podría haberme torturado durante una semana en aquel agujero de alguna forma horripilante y liquidarme después. Me llena de ira la forma en que me dejó ahí tirado mientras hablaba con su mujer como si yo fuese un cartón de leche olvidado en el supermercado, y todo eso unido a la cantidad de mala baba acumulada durante la jornada me insuflan un poco de chulería.
- YA TE ESTAS DANDO MEDIA VUELTA POR DONDE HAS VENIDO, JILIPOLLAS. ¿O TE HAS CREIDO QUE DESPUÉS DE DEJARME TIRADO CON ESE TRASTORNAO AHORA VAMOS A ECHAR UN POLVO DE BUEN ROLLO?
En mi proyector de imágenes futuras personal Frankie se baja con su camisa de mangas recortadas a la altura de la axila desabrochada lo justo como para mostrar pecho peludillo y sus vaqueros viejos marcando paquete, se arrodilla ante mi para pedirme disculpas y luego aprovechando la oscuridad relativa del callejón me baja mis pantalones de tenista hasta las rodillas y se lía a chuparme la polla hasta que yo, con el rostro arrebolado por el placer, me acuclillo para devolverle ahora el favor hasta que...
...mi vista se acostumbra a la escasa luz y descubro que no era la furgo de Frankie si no algo de más categoría, puede que un todoterreno o algo parecido, y quien baja del asiento del conductor vestido con un sencillo chandal es...¡el hijo puta de JeanClaude!...
"Vaya, seguro que ya me habías dado por perdido, ¿a que si?" pregunta, creo que sonriendo aunque no puedo distinguir del todo su expresión en la oscuridad "...pero cuando me encapricho de algo, no puedo parar hasta conseguirlo, ¿qué te parece?...¿será cosa de la mala educación?"
No me detengo ni un segundo, salgo corriendo como hacía décadas que no corría, pero antes agarro el teléfono móvil fuente de todas mis desgracias y se lo lanzo con todas mis fuerzas impactando según creo en algún lugar entre su bien delineada nariz y su sensual boca.
"Que te jodan", alcanzo a decirle y luego corro, corro y corro,pasando de una calle a otra vacías y apenas iluminadas por antiguas farolas, hasta que en el siguiente giro veo parpadear la luz rosa y verde de un garito nocturno y me tiro hacia allá de cabeza.
El sitio se llama "La Gallina Rosa" y a la puerta hay una tía más alta que yo vestida de camisa a cuadros y pantalonazos de lona, con unos brazos más anchos que mi cabeza, el pelo corto a lo manolo y cara de muy mala hostia. Intercepta mi entrada a toda velocidad poniendo contra mi pecho una de sus manazas, lo cual consigue que, a pesar de que yo con la inercia y mi peso sea un proyectil dificil de detener, rebote contra la palma de su mano y caiga de culo a la puerta del local.
"Solo chicas" acierta a vocalizar escuetamente tras ese placaje que me ha brindado.
"¿cocococo-como que solo chicas?" chillo indignado mirando de vez en cuando para ver si aparece JC con una navaja barbera en cada mano "¡necesito ayuda, no vengo a buscar plan, cojones!"
"Solo chicas" repite el mastodonte en tono monocorde haciéndome pensar que se trata de una grabación.
"¿Solo chicas? ¿así que esta es la cara amable con la que las lesbianas tratan de mostrarse al mundo? pues mira cuando mañana salga una foto mía destripado a la puerta de tu chiringuito, escribiré en la pared usando mi sangre y un dedo todo lo ocurrido y vendrán a apedrearos"
"Y qué escribirás, una crónica completa o emplearás monosílabos" dice la tía y empieza a carcajearse lanzando una especie de ladridos como de macho morsa llamando a la hembra.
Por suerte una chica de gafas y pelo lacio ataviada con un vestido que podría ser de animadora de futbol americano pero que resulta ser el uniforme de encargada del guardarropa se asoma a la puerta, me echa un rápido vistazo y le dice a la mole:
"Déjale pasar, Marga, ya me encargo yo de él"
La susodicha encorva los brazos ante el pecho como La Masa antes de reventar una de sus camisas y por fin se hace a un lado, no sin rugir
"Si te da algún problema me lo dices, va a encantarme romperle los huevos"
La sensibilidad femenina, ahí la tienes.
La gafitas me levanta del suelo, me sacude la porquería que se me ha pegado al traje de tenista y después de mirarme bien frunce la nariz
"¿No es un poco tarde para echar un partido?"
"Ha sido un día complicado" le contesto porque es mucho mas sencillo eso que empezar desde el principio.
"Ya lo veo" responde y se le dibuja una leve sonrisa que la hace parecer más guapa "Te dejo pasar para que llames a la poli o a quien quieras llamar, pero luego tienes que irte porque si las jefas ven un tío dentro del local, nos vamos a la calle Marga y yo."
Estos tiempos laboralmente turbulentos me hacen reconciliarme un nanosegundo con el mamut de la puerta pues justifica su actitud, pero al ver la cara de pocos amigos que me muestra correteo tras la gafitas sin pararme a darle las gracias por su colaboración.
Aunque más allá se oye el "bum-bum" habitual de un sitio con la música muy alta, en el pasillo de entrada reina una relativa calma y Gafitas se mete tras el mostrador del guardarropa con una sonrisita.
"Bien, ya estoy en mi puesto. ¿A quien quieres llamar? ¿cual es el problema?
Tengo que pensarlo.
En realidad nada me impide llamar a la policía, contarles lo que me ha ocurrido, darles la dirección de JeanClaude y esperar que cuando lleguen a registrar su casa encuentren el sótano lleno de cadáveres de feos desmembrados que han pasado por sus fauces. Pero hay una sensación de locura e irrealidad tan grande en todo esto que me temo que al final todo esto esté resultando una horrible broma que alguien me esta gastando y que la guinda será llamar a la policía para quedar como un capullo cuando todo el mundo ( JC, Frankie, el loco de la capucha y hasta el Corneja ) aparezca para cantarme cumpleaños feliz o qué-sé-yo y me sienta como un auténtico jilipollas por haberme tragado toda la película.
El problema es que yo ¡no tengo amigos"...¿quien iba a montarme un berenjenal parecido para nada?
La Gafitas hace por cruzarse en mi campo visual e insiste
"¿Estás aquí?"
"¡Oh!...¡oh!...perdona...no...estoy bien,solo es que un tío ha empezado a perseguirme y me he asustado, nada más..."
Eso la hace sonreir otra vez con relativa dulzura
"Hombre, igual no quería hacerte daño sino todo lo contrario...pero está bien, quédate aquí un momento, te traigo una infusión y si luego estás más tranquilo te vas, o llamamos un taxi o hasta llamamos a la policia si no te sientes seguro, ¿vale?"
"Vale" murmuro tragando saliva como un pollo ante la guillotina.
La de la puerta frunce el labio enseñando colmillo para demostrar que no piense que puedo contar con ella para nada y me quedo allí con los brazos cruzados y resoplando haciendo como que no siento sus miradas de desprecio.
En esto que la puerta del local se abre despacio, yo ahogo un gritito pensando que será JeanClaude con una katana y que lo siguiente que veré será la cabeza de la mastodonte rodando hasta mis pies, pero no. En su lugar aparece una chica morena con el pelo muy corto, unos encantadores y enormes ojos castaños como de cervatillo y una leve sonrisa en la boca. Lleva un vestidito blanco recto sin mangas ni el menor adorno y los brazos desnudos dejados caer a los lados del cuerpo con una elegancia que resulta natural y no impostada. Ignora al mastodonte babeante de la puerta y llega hasta mi sin descomponer un momento su sonrisa. Me tiende una mano y dice en un tono delicioso:
"Hola. Yo soy Ana."
La marcha del día me hace recular escamado, como es normal, y gruñir
"No conozco ninguna Ana, y tampoco te conozco a ti"
Eso hace gruñir a la mastodonte de la puerta que vuelve a adoptar la pose de Increible Hulk y me ladra "EH, SÉ EDUCADO CON LA SEÑORITA" pero la chica se vuelve un instante, la sonrie dedicándole un rápido parpadeo y la mole se limita a desenrollar un palmo de lengua y menear el trasero.
Tan solo Gafitas, que no sé si será o no lesbi pero parece un poco más inmune a los encantos de la visitante, adopta un tono en cierto modo maternal y me pone un brazo sobre los hombros diciendo
"Creo que si él no da muestras de conocerte deberías explicarle quien eres y porqué le has seguido hasta aquí, ha tenido un día complicado y no se fia de nadie, ¿verdad?"
Cuando dice "¿verdad?" me mira y yo asiento rapidamente, conteniéndome las ganas de sentarme en el suelo y agarrarme a su pantorrilla.
La chica no descompone un instante su sonrisa, me mira un momento y luego mira a Gafitas, con el mismo tono cordial pero me parece apreciar una nota de reto en su voz.
"Lo entendemos. El primer día siempre suele resultar conflictivo para nuestros asociados, pero esa es la razón de que esté yo aquí, para dar asesoramiento y responder todas las dudas que puedan surgir." Luego se vuelve hacia mi con esos enormes ojos que podrían ser de la madre de Bambi y continua "Soy tu asesora personal. Hemos detectado que no has conseguido finalizar con éxito ninguno de tus encuentros de hoy, y es una responsabilidad para nuestro departamento de calidad poner fin a esta...discordancia...lo antes posible."
Por toda respuesta aprieto mi flanco contra el de Gafitas y no digo nada, lo que hace que mi eventual defensora carraspee y pregunte con tono irónico
"¿que tipo de compañía es esta que antes de que soliciten la ayuda aparecen para ofrecerla? Ojalá mi compañía de seguros funcionase igual"
La chica hace de nuevo como que repara de pronto en la presencia de Gafitas de la forma en que alguien repara en una mosca molesta que anda zumbando en torno a su oreja. Cruza los brazos ante el pecho y ni corta ni perezosa le contesta
"Por ahora estamos introducidos en ese campo, pero puede que la próxima vez que vayan a revisarte la caldera te lleves una sorpresa" sonrie resplandeciente pero hasta a mi, que estoy centrado en controlar mis esfínteres, me ha sonado a amenaza. Después la dedica un pestañeo largo y concluye "por favor, de no ser la nueva elección copulatoria de nuestro abonado, te rogaría que me permitieses realizar mi trabajo-"
Gafitas se da la vuelta haciéndome girar también a mi y me cuchichea en el oido
"pero que cosa es esta en la que estás metido"
"te juro que no me he metido en nada, llevo todo el día igual y no entiendo lo que pasa"
"¿de verdad no has hecho nada chungo y por eso te están siguiendo? ¿me lo prometes?"
No sé si la respuesta correcta es "sí" o "no" porque a fin de cuentas fui yo quien entro en la página de los feos y supongo que ese primer paso bastó para desencadenar todo lo que vino después. Y qué diablos, si todo no hubiese salido tan desastrosamente mal me hubiera follado a un equipo de natación, a Jean Claude, a Frankie y hasta al bello Gaetano, pero todo lo que ha surgido ha venido marcado por una extraña fatalidad que no sé si también es intrínseca a "Los feos también follan" o no. Si debo ser honesto con Gafitas no sé qué debo decirle que sea breve para solventar este embarazoso momento, y ella capta que por ahora la única realidad es que no deseo contar con Ana como mi asesora para nada, por lo cual le hace un movimiento a Marga con la cabeza y dice
"La señorita ya se va. Mi amigo agradece su buena disposición pero por el momento no precisa de sus servicios así que, hasta la vista."
La aludida mantiene la sonrisa congelada de un modo inquietante mientras en esos grandes ojos se conjuran tremendas amenazas. La mastodonte hace ademán de tocarle el hombro para empujarla hacia la salida -con gesto de pesar porque sin duda preferiría ponerme a mi de patitas en calle- pero la chica se revuelve como una serpiente y pone una mano frente a la cara de la gran Marga para detenerla
"Ni me toques. No voy a insistir."
La mastodonte parece abrumada porque su evidente deseo no es discutir con la chica sino llevársela al huerto, y se apoya contra la pared para abrirle la puerta de salida. Ana se vuelve para salir pero antes nos lanza  una breve mirada a todos y sonriendo como siempre se despide diciendo
"Seguiremos todos en contacto. No nos gusta dejar cabos sueltos. La tarea bien hecha es la tarea terminada, ya lo sabeis."
Y sin un "hasta luego" desaparece por la puerta.
Creo que los tres dejamos escapar de golpe el aire que teníamos contenido en los pulmones, y es Gafitas la primera en exclamar
"¿Pero quien era esa zorra?"
Voy a contestar pero se me adelanta Marga resoplando como una locomotora
"No, la pregunta es, ¿porqué largamos del local a una tia como esa y en cambio seguimos manteniendo aquí dentro a este gordo?...estaba buenísima, joder...y este antro es de chicas, estamos haciéndolo al revés..."
"Esa chica tenía algo chungo, no sé lo que era" murmura Gafitas pensativa. Luego me mira y pregunta "¿Me puedes explicar despacio de qué va todo esto?"
Remontarme al principio supondría explicarle qué hacía yo la noche anterior buscando páginas sucias de contactos en plan "macho salido busca otro tanto", el amago de apuntarme a "los feos también follan" y luego la manera en que ese suceso ha distorsionado mi realidad hasta encontrarme en el punto en que estoy ahora, esto es, vestido de tenista a la puerta de un club de lesbianas y sin saber donde voy a ir a continuación.
Ese nivel de confusión es el que me hace decir
"...no puedo volver a casa...pero ¿qué será de mi gato?"
Gafitas sonrie con aire maternal
"¿tienes un gatito? ¿y como se llama?"
"Mr. Jones" gimoteo, no porque tenga ninguna preocupación por el susodicho sino porque cada paso que doy en cualquier dirección es un paso que me parece conducir a un terrible abismo.
"Que bonito nombre. Bueno, pues si me demuestras que Mr.Jones no es un producto de tu imaginación, esta noche podrás quedarte en mi casa. Yo tengo una gatita que se llama Princesa, estoy segura de que van a hacer buenas migas."
"Qué me estás diciendo. Que si traigo el gato vas a darme asilo político"
"Algo así. Si una tontería como lo del gato es verdad, voy a poder creerme todo el resto. Pero trae el gato aquí para que yo lo vea, y luego decidimos."
Mientras Marga explica a Gafitas la infinidad de razonables motivos por los que no debería meterme en su casa, yo me paro a pensar si de verdad lo que procede ahora es seguir metido en esta puta locura, irme con el gato a casa de Gafitas y dejarme arrastrar por la corriente o si no será mejor irme a la mia, meterme a la cama, dormir lo que pueda y mañana volver al trabajo con tranquilidad y tratando de olvidar. La parte aterrada de mi mismo expone sus argumentos atropelladamente y casi sin respirar:
"¿Y si esa tia con pinta extraterrestre va a buscarte a casa? ¿Y si en vez de ella va Jean Claude o el pirado de la capucha que te localiza con el teléfono como hizo el otro? ¿Qué vas a hacer entonces?"
Me doy tres segundos para decidir y luego procedo en consecuencia.

2 comentarios:

  1. Mare mía!

    Este es un claro ejemplo de lo peligroso que es internet.

    Ni con el móvil apagado...

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  2. ...ya te digo...y eso sin haberse apuntado al feisbuk, jajaja...

    Un beso, guapetón.

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